De todos es sabido que los partidos políticos rara vez coinciden en sus ideologías, creencias y principios, esto debe ser así para que cada ciudadano pueda elegir acorde con sus propias ideas. El problema reside en que el partido político que esté en cada momento en el poder llevará a cabo su propia política educativa.
Este sistema genera que cada vez que el Gobierno pasa de un partido político a otro de la oposición se establezcan nuevas leyes que modifiquen o anulen las implantadas por el partido anterior utilizando la educación como elemento descalificador del partido saliente. Todo ello genera conflictos, malestar y desanimo entre los profesionales implicados en la educación.
Si observamos la Historia de la Educación Española vemos claros ejemplos de como funciona el sistema. Por ejemplo: en 1980 con la UCD en el poder se elaboró la Ley Orgánica del Estatuto de Centros Escolares (LOECE), cuando en 1982 subieron los socialistas al poder se impugnó dicha ley y se sustituyó por la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE).
El cambio de leyes según qué partido político se encuentre en el poder afecta a todo el sistema educativo y a todos sus niveles, desde la Educación Infantil hasta la Universidad, un ejemplo que afecta a esta última es el siguiente: en el año 2001 la Ley Orgánica de Universidades (LOU) de ideología popular modificaba la Ley de Reforma Universitaria (LRU) de corte socialista que regulaba la Universidad desde 1983.
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